Educación espectáculo, un grave error

Por Luis Hernández Martínez* Twitter: @miabogadoluis

 

Una cita del genial H. Adams. Feliz día del maestro.
 
 A mis Maestros, con cariño:

No importa el grado académico. Puede ocurrir tanto en los niveles más básicos de la educación, como en los más altos. Hoy, y más si de evaluación docente hablamos, lo importante es “caerle bien” a los alumnos, “divertirlos” y “hacerles amenas” las clases para que entonces ellos “recomienden” al profesor (ejemplo de la “hamburguerización docente”).

El objetivo es que “los alumnos la pasen bomba” aunque, al final, los egresados de cada curso no tengan los conceptos claros. ¿Y para qué? ¿Leer libros? No es necesario: ahí están el Prezi o Power Point (por cierto, Jeff Bezos –CEO de Amazon– prohibió las presentaciones en su empresa).

Hoy, así lo aseguran algunos “pedagogos expertos”, las empresas necesitan profesionistas que tengan competencias específicas para resolver problemas puntuales. El pensamiento crítico, la argumentación, las humanidades (ética y valores incluidos) sólo generan malestar e incomodidades a las organizaciones, dicen. ¿Para qué formar rebeldes potenciales; seres humanos con espíritu, intelecto y voz moral propios?, preguntan.

Vale mencionarle a esos “gurús de escritorio” que Francia regresó al dictado y a la lectura en voz alta, frustrada por las mentiras y engaños de las “nuevas tecnologías educativas”.

En fin, en la actualidad, entre que los estudiantes gritan “por eso pago” o “tengo el derecho a que me enseñen”, lo que antes llamábamos cátedra, formación y cultura, hoy su significado avanza cada día más hacia las arenas de la “educación espectáculo”.

Si el estudiante no hace alguna “actividad” o “competencia” que pueda mostrar en sus redes sociales (“pirotecnia educativa”), entonces el alumno no hizo nada valioso en la escuela. ¡Peor aún! Le preguntas al protagonista de tan ridícula función POR QUÉ hizo dicha actividad, y su respuesta es “porque está padre saberlo hacer, aunque no lo sepa explicar”.

¡Bendita ignorancia! ¡Feliz Día del Maestro!

* El autor es abogado, periodista y administrador. Miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados (BMA) y de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE Colegio). Profesor de posgrados en Alta Dirección en la UNAM, EBC, ICAMI y HC Escuela de Negocios.

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