MiPymes, mentadas y más

Por Luis Hernández Martínez* Twitter: @miabogadoluis 

“Las MiPymes son un ejemplo de lucha; una familia empresarial sin muchas alternativas”, LHM.
 Nunca faltan a su cita con la historia. Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) mexicanas son, diría Juan Pablo II, “siempre fieles”. Pero también son organizaciones que –a pesar de los golpes y porrazos económicos nacionales y mundiales– aún guardan la fe con respecto a la llegada del México próspero.

Otra característica: las MiPymes son constantes en sus afectos –usos y costumbres– jerárquicos (el señor dirige, pero la señora manda al interior). Y, aunque tú no lo creas, las micro, pequeñas y medianas empresas viven preocupadas –a veces ocupadas, sin éxito– por el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

Las MiPymes son un ejemplo de lucha; una familia empresarial que no tiene muchas alternativas y que debe adaptarse a los cambios, según la conveniencia (caprichos) del político y/o reforma constitucional en turno.

El problema para las micro, pequeñas y medianas empresas (uno más) es que ya forman parte del discurso demagógico nacional y también son objeto de análisis –muchas veces superficial– de los casos de estudio (que rayan en lo motivacional) de las aulas universitarias.

Digamos que si de un bautizo se trata, las MiPymes son el niño. Si de la fiesta de XV años hablan, la quinceañera serán. Si de un matrimonio conversan, el lugar de los novios ocuparán. ¿Y si de un velorio platicaran…? ¡Ya todos opinan sobre las MiPymes!

Que si son el motor del desarrollo económico nacional, que si son fuente inagotable de empleo, que si son el paraíso prometido del sueño emprendedor, que si gracias a ellas México está de pie y puede llegar a ser una nación competitiva; que si todos somos “Toño”, que si todos somos “Pepe”.

En múltiple foros y discursos, las micro, pequeñas y medianas empresas son muy mentadas; y más “mentadas” aún debido a que la realidad nacional no coincide con las frases hipócritas y “séntidas” de la politiquería mexicana.

 * El autor es abogado, periodista y administrador. Miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados (BMA) y ANADE. Profesor de posgrados en Alta Dirección en la UNAM, EBC, ICAMI y HC Escuela de Negocios.

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